Educar a un cachorro

A la llegada

Prepara un lugar para que duerma. Puedes colocar una cuna o una colcha, por ejemplo. Tu perro estará mejor en un lugar donde pueda descansar con total tranquilidad. Habitaciones con vida como el salón o la cocina son perfectos para tu cachorro.

Además, tu cachorro puede sentirse un poco perdido por la mudanza, por el cambio de entorno y por la pérdida de sus referencias afectivas y materiales. Por tanto, procura ser comprensivo con él. Como ya no está con su madre, necesita cariños y mimos. ¡Cogerlo en brazos para tranquilizarlo es muy recomendable! Procura no hacerlo demasiado, ya que el perro podría volverse perezoso...

No dudes en ponerle límites desde su llegada a la casa. Es necesario para su correcto desarrollo. Dile «no» cuando haga cosas que no quieras que haga. Mantente firme cuando sea necesario. Asocia una orden a su nombre y un gesto a una orden y será más receptivo a ellas. Las señales son muy importantes para los perros, ya que son muy atentos.

Mooky Puppy Lovies (ref. 482 181)

Algunos trucos

A los perros les encanta comunicarse, así que háblale cuando quieras. Para que progrese más rápido, recompénsale cada vez que haga las cosas bien. Por ejemplo, devolver un objeto que has lanzado se puede recompensar con un premio o una caricia.

De esta forma, cada vez que haga una buena acción, sucederá algo bueno para tu cachorro. Por el contrario, hay que castigar su mal comportamiento. No hay que esperar. El perro no entenderá el castigo si se produce unas horas después de la mala acción. Si hace sus necesidades en el salón, puedes alejarlo del grupo, aislarlo o, incluso, ignorarlo durante un momento (ten en cuenta también que el perro aprende a ser limpio a los 4 o 5 meses).

Nuestro consejo

La educación de un cachorro requiere paciencia. No aprenderá en pocos días su nombre, ni a sentarse, tumbarse o ser limpio.

Sociabiliza al cachorro presentándolo a otros perros tranquilos y no agresivos, a los niños o a tus amigos. Así, tu perro se acostumbrará a vivir en sociedad. Además, jugar con tu perrito es necesario, pero mantén siempre el control del juego, tú eres quien manda, no él.

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