Mi perro ladra en casa

Es una de las molestias más frecuentes. Un vecino pasa por el pasillo de tu apartamento, alguien llama a la puerta... resumiendo, el perro se pone a ladrar en cuanto oye el menor ruido y, por más que le ordenes que pare, volverá a hacerlo en cuanto tenga la más mínima excusa. Sin embargo, la ley te obliga a controlar los ladridos intempestivos. Para ello, te propongo un método sencillo de cuatro puntos para volver a tener una buena relación con tus vecinos.

1- Entender su comportamiento:

Los ladridos pueden deberse a muchas causas: ladridos de guardia y defensa del territorio, de protección, de juego, de miedo, de estrés, de excitación o de agresividad. La lista es muy larga y habrás podido observar que el tono, el volumen y la forma de ladrar varía en función del contexto. El motivo es muy simple: se trata de una forma natural de comunicarse.

Y ahí es donde está la dificultad. La mayoría del tiempo, la educación canina consiste en enseñar una acción nueva a tu perro (caminar con correa, por ejemplo) o en corregir un comportamiento anormal (orinar en su zona de descanso o de comer). En cambio, en este caso se trata de prohibir un comportamiento normal. Las consecuencias son lógicas: cuanto más intentes obligar al perro que no ladre, más se frustrará y más ladrará.

Por tanto, el truco consiste en dominar el ladrido de tu perro. Por paradójico que parezca, hay que empezar a estimularle en cuanto empieza a ladrar.

2- Elegir el material correcto

No nos cansaremos de repetirlo, la educación por recompensa es más eficaz que por castigo. Para esta práctica necesitarás una pelota y premios adecuados para tu perro. No dudes en alternar entre caricias, golosinas y juegos.

Personalmente, yo utilizo una riñonera para tener siempre las manos libres. El cinturón de jogging MOOV es perfecto para ejercicios un poco largos.

Cintura Jogging ref. 466 682

3- Preparar el aprendizaje

El objetivo de esta primera etapa es recompensar al perro cuando ladra y entiende que te gusta que haga su «trabajo».

Identifica las causas más frecuentes de sus ladridos (el timbre, el ruido de pasos en un apartamento vecino, el paso por delante de una ventana, etc.) y pide a una tercera persona que las reproduzca. Recompensa al perro cuando se ponga a ladrar utilizando las órdenes preparatorias y ejecutorias (ver «Mi perro tira de la correa»).

Ejemplo: «Max», una pausa (mientras tu perro ladra), «muy bien, ladra».

De esta forma, el perro aprenderá dos cosas: el significado de la orden «ladra» y «es mi amo quien dirige mis ladridos».

Para los perfeccionistas, puedes seguir con el ejercicio hasta que el perro ladre cuando se lo pidas. Ordénale que se siente y dale la orden de ladrar sin que haya estímulos (ruidos exteriores).

Evidentemente, habrá que repetir el ejercicio muchas veces antes de ver resultados.

4- Aprendizaje

Esta es la etapa que queremos: limitar los ladridos de tu perro. Para ello, cuenta también con la ayuda de un amigo y pídele que reproduzca una acción que haga que el perro ladre. Reproduce el ejercicio de la preparación de aprendizaje y, en cuanto tu perro deje de ladrar, felicítalo de nuevo introduciendo una nueva orden (por ejemplo, «silencio»).

Ejemplo: «Max», una pausa (mientras tu perro ladra), «muy bien, ladra», una pausa, «silencio».

Dale una recompensa al perro cuando se calle.

Haz estos ejercicios con la mayor frecuencia que puedas. No hay ningún secreto: cuanto más tiempo pases con tu amigo, más te recompensará... ¡obedeciéndote!

 

Eric Tramson
https://www.erictramson.com/

Para vivir en armonía con su perro y evitar las pequeñas molestias del día a día, Eric Tramson, educador canino diplomado desde hace más de 20 años, ha desarrollado con éxito su propio método basado en la educación y el refuerzo positivo.

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